viernes, 9 de abril de 2010

Gran error docente nº 2: Las preguntas del profesor Jirafales

A veces es difícil llevar adelante una clase.
Especialmente cuando se trata de hilvanar ideas para que los niños lleguen a una determinada conclusión.
A menudo, los docentes, cuando nos planteamos las preguntas, al planificar la clase, conocemos las respuestas. Es decir, hacemos la pregunta sabiendo la respuesta de antemano. Y en este "intentar llevar" a los chicos por el mismo camino, surgen "desvíos" que no teníamos en mente (Como le pasa al profesor Jirafales: la pregunta que hace es lógica para él, pero también son lógicas las respuestas que dan sus alumnos, que no saben absolutamente nada del tema).
Para quienes somos de la generación del Chavo del 8, sabemos que esto está exagerado casi hasta el ridículo, para volverlo gracioso, pero hay preguntas que los docentes hacemos cotidianamente sin notar que son de ese estilo.

Ejemplos reales:

Quinto grado de la escuela primaria. La docente está dando una clase sobre la corriente inmigratoria en la República Argentina. Busca llevar a los chicos al concepto de "fuente de datos", es decir, de dónde el historiador obtiene los datos necesarios para conocer cómo era determinada sociedad, sus características, pirámide poblacional, etc.
Luego de haber leído del manual y conversado sobre esas características sociales, llega la pregunta:
DOCENTE. - ¿Y de dónde podemos sacar los datos para saber todo esto?
(La respuesta que ella tenía en mente era "censos, fotografías de época, cartas, periódicos...")
(El alumno, en cambio, es más simple y recurre a lo que él sabe...)
ALUMNO. - De la página 95 del manual...

(Si lo analizamos: ¿está mal la respuesta? ¿O la pregunta está formulada anticipando una respuesta que nos parece la única posible? Para el alumno es absolutamente lógico y correcto, porque él obtuvo esos datos de la página 95 del manual, es probable que por comodidad jamás investigue en otro sitio, y no tiene la menor idea del trabajo de los historiadores)

Cuarto grado. Tarea de la primer clase de Ciencias Naturales (un cuestionario con veinte preguntas diversas):
Responde a las siguientes preguntas:
1) ¿Qué pasa con el agua en la naturaleza?
????

(Esta pregunta es tan abarcativa que no sólo el alumno, sino tampoco los padres saben qué responder, porque desconocen a qué apunta la docente específicamente, ya que no es un trabajo de investigación sobre el agua, sino veinte preguntas que van desde los factores abióticos, hasta el cuerpo humano... ¿En qué se basa, entonces, la respuesta? ¿En el ciclo del agua? ¿En la contaminación del agua? ¿En las inundaciones? ¿En la importancia del agua para los seres vivos?.
Nuevamente, el docente formula la pregunta teniendo en mente la respuesta a la que él pretende que los alumnos lleguen.)

Vamos a distendernos un poco, y a reírnos con el "profe" Jirafales:



Y ahora, concentrémonos en nuestra tarea reviendo algunos puntos clave que debemos tener en cuenta cuando formulemos preguntas:
1) Partir del conocimiento previo que el alumno tiene sobre el tema (nunca del que nosotros, docentes, tenemos)
2) Tener en claro a dónde queremos llegar, pero formulando las preguntas como si desconociéramos la respuesta. (Es decir, que el punto de partida sea la pregunta misma, no la respuesta,... y ver a dónde nos lleva)
3) La pregunta debe ser clara, concisa. Si es muy abarcativa, desdoblémosla en varias preguntas más específicas, apuntando al conocimiento al que el alumno debe llegar en esa clase.
4) Cuando conversamos en clase un determinado tema, y la tarea se refiera a esa conversación, tener presente que el padre del alumno no sabe qué fue lo que hablamos en clase, es decir, que seamos previsores en cuanto a que la mayoría de los chicos "se olvidó" el tema ni bien llegó a casa, o "no lo entendió", y el padre no podrá ayudarle a completar esa tarea. Que siempre quede plasmado, al menos un resumen de lo conversado, o los conceptos básicos.
5) Pensemos en el profesor Jirafales al planificar la clase, buscando TODAS las respuestas que puedan surgir, lógicas o ilógicas, reformulando las preguntas una y otra vez (y divirtiéndonos también un poco... ¿por qué no?)

¡Mucha suerte!... Y hasta el próximo error...

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